Parece que la proximidad de la Semana Santa y la decisión consecuente del ministro de Salud, Oscar Ugarte, respecto de la distribución gratuita de la Anticoncepción Oral de Emergencia, más conocida como la "píldora del día siguiente", a partir del segundo semestre del 2010, ha excitado los ánimos del cardenal Juan Luis Cipriani.

El también arzobispo de Lima, no ha podido soportar que el titular del sector Salud retome el asunto luego de la polémica del año pasado provocada por la discutida sentencia del Tribunal Constitucional, y ha dejado ver su rostro más intolerante y prepotente.

"No sé qué espera el doctor Alan García para mandar al ministro (Ugarte) a su casa", dijo hace unos días, y ayer, en la misa de Jueves Santo, comentó que "el diablo anda suelto y nos quiere engañar, aunque se rían los periodistas".

Pero no sólo los periodistas. Hasta sus propios colegas del sacerdocio toman distancia. El diario La Primera refiere que el padre Gastón Garatea ha comentado que la actitud del miembro del Opus Dei es parte de un estilo que "no tiene arreglo", y que "es su manera de ver la vida", y que su posición hostil contra el ministro Ugarte no es necesariamente compartida por los demás integrantes de la Iglesia Católica peruana.

Es que esa farsa de hablar con aires piadosos en nombre de Dios (¿recuerdan la charla soez de Cipriani en una dependencia militar?), se quiebra cuando algo no se ajusta a sus ideas, y entonces reclama como cualquier político, o como cualquier persona que ejerce su libertad de opinión. Y su incoherencia se nota cuando critica a Marco Arana por hacer política.

A propósito, en una web dedicada al ámbito católico encuentro una curiosa declaración de Cipriani: "los sacerdotes están hechos para entregar toda la vida al servicio de la palabra de Dios; y en un proceso electoral o en los temas mineros no hay palabra de Dios". ¿Cómo? ¿No decían que Dios estaba en todas partes?

En fin. En estos días de recogimiento, les dejo la canción que caracteriza a la interesante serie de TV Los exitosos Gome$. El grupo Bareto canta No juegues con el diablo (ni tomes su nombre en vano).