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Cusco post Sarandon, ¿quién más pone?

Publicado: 2010-04-02

El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo ha demostrado tener buenos reflejos para revertir la caída de la afluencia turística en el Cusco y por extensión en el país. Si alguien ha olvidado la gravedad de los hechos, en enero pasado una serie de huaicos y desbordes, alimentados por la falta de planificación y el caos en el tratamiento de la emergencia, provocaron pánico en la población local y centenares de turistas que quedaron varados durante varios días, llegando a haber consecuencias mortales.

Luego de resolver tardía y torpemente la emergencia, la imagen internacional del Perú, que es lo que más le preocupa al gobierno de Alan García, quedó seriamente mellada y se registraron miles de cancelaciones de viajes y paquetes turísticos, con la consecuente pérdida de millonarios ingresos.

El Mincetur emprendió en febrero la campaña de relanzamiento Cusco Pone, que empezó con ofertas a mitad de precio en una red de diversas empresas aéreas y hoteleras y establecimientos comerciales en general. Poco a poco, el público atraído por la fama mundial de nuestras riquezas culturales empezó a retornar, mientras el santuario de Machu Picchu seguía cerrado.

Su reapertura ha sido auspiciosa, contando con la presencia de la actriz ganadora del Oscar Susan Sarandon, una figura que, fuera del ámbito cinematográfico, es más prestigiosa que célebre, lo que hace más meritoria su elección por parte del portafolio que dirige el ministro Martín Pérez.

Ella no es cualquier estrella. Además de sus méritos actorales, que en cuatro décadas la llevaron del gracioso noviazgo con Jack Lemmon en The Front Page (1974), a ser una de las actrices maduras más representativas del cine norteamericano, Sarandon ha desarrollado desde hace muchos años actividades políticas muy claras, por ejemplo combatiendo al régimen de George W. Bush, interesándose por los efectos del cambio climático, asumiendo el rol de Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF y participando en diversas protestas y manifestaciones, al punto de ser arrestada por la policía más de una vez.

Todo muy bien por ese lado. Sólo que se hace evidente el trato diferenciado que recibe el Cusco, respecto de otras zonas del territorio nacional pasibles de sufrir desastres naturales, que en la lógica del Estado no representan un imán turístico porque no tienen un Machu Picchu o un Chan Chan. En Huánuco, ha habido dos huaicos entre ayer, 1 de abril, y hoy, viernes 2, con el saldo de por lo menos 25 muertos, 25 desaparecidos, más de medio centenar de heridos y cerca de 200 viviendas afectadas. Es la historia de siempre, la negligencia de las autoridades, la acción de la naturaleza y la desesperación para salir del problema a tontas y locas.

Incluso en la misma zona que el gobierno se ha esmerado en recuperar, si continúa la inercia, podría volver a ocurrir otro desastre, tal vez ya no en esta temporada, pero sí el próximo año. Y en ese caso, ¿volverán a hacer un Cusco Pone? ¿A quién se invitará? ¿Michelle Pfeiffer? ¿Tilda Swinton? ¿Sean Penn? ¿Al Gore? Es muy importante entender que este tipo de campaña que busca restituir la confianza del público nacional y mundial debe tener un carácter excepcional, y en todo caso invitar a personalidades con fines de promoción, sin necesidad de pasar previamente por una calamidad.

Finalmente, un asunto que subyace es la extraña relación entre muchos cusqueños y Machu Picchu. El discurso oficial proclama el máximo orgullo por la ciudad y sus atractivos, pero los costos hacen imposible que un sector de la población aprecie las maravillas que tanto ensalzan las celebridades en su paso por la Ciudad Imperial.


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Tinta Indeleble

Escrito por Gabriel Quispe